¿Sabes diferenciar el damasquinado bueno del malo?

El arte del damasquinado en Toledo lleva trabajándose años y eso lo ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad.

Prácticamente cualquier persona que visite Toledo sabe que el damasquinado es uno de los emblemas de la ciudad. Puesto que este laborioso arte del damasquinado lleva siendo trending topic en la ciudad imperial desde tiempos inmemorables.

Sin embargo, pese a que la palabra damasquinado es conocida por la mayoría, también es posible que no muchos conozcan a ciencia cierta todo lo que supone más allá de poder identificarlo por sus colores negro y dorado. Ese podría ser uno de los motivos por los que es bastante común no saber diferenciar entre el damasquinado “bueno” y “malo” o, por así decirlo, de peor calidad. Por ello, en este artículo no solo te vamos a enseñar a diferenciarlo, sino que aprenderás un poco más de una parte importante de la historia de Toledo.

¿Qué es el damasquinado?

En primer lugar, el damasquinado sería un noble arte milenario que consiste en decorar objetos mediante la incrustación de láminas o hilos de oro y plata en acero para crear diferentes diseños. Así pues, el carácter suntuoso lo adquiere gracias al contraste entre el brillo que le aportan los metales precioso y el negro del acero, lo que convierte al damasquinado en una pieza digna de museos.

Respecto a su origen, hay evidencias de la utilización de esta técnica decorativa de hace más de 1.500 años y en civilizaciones como la egipcia, griega, romana e incluso en China y Japón. Sin embargo, el lugar en el que alcanzó su máximo esplendor y por el que adquirió su nombre fue en Damasco. Asimismo, a la península ibérica llegó de la mano de los árabes en el siglo VIII, donde, más concretamente, en Toledo adquirió una fama que constatan sus impresionantes filigranas.

¿Cómo se hace el damasquinado?

Aunque cada maestrillo tiene su librillo y actualmente hay bastantes avances, el proceso del arte del damasquinado consiste en lo siguiente:

  1. Rayado o picado: preparan la pieza quitando la tersura de su superficie para que el oro pueda agarrar con un buril y ácidos.

  2. Damasquinado: incrustan el hilo de oro en la pieza creando adornos y figuras.

  3. Fijan el hilo y el oro en el acero mediante el martilleo del buril en la pieza.

  4. Pavonado: meten la pieza de acero al fuego con una mezcla de nitrato de potasio y sosa cáustica para que no se oxide y tome su característico color negro.

  5. Dar movimiento: la pieza se repasa dándole relieve a la superficie dorada con el martillo y el buril.

¿Formas de detectar el damasquinado bueno del malo?

Cuando hablamos de damasquinado malo, nos referimos a un damasquinado turístico. Es decir, hecho expresamente para un turista que no suele valorar el gran trabajo artesano que hay detrás. En este caso, el oro es de baja calidad y al poco tiempo se suele oxidar la pieza. Además, lo más importante es que estas piezas no están hechas a mano, sino mediante una máquina que hace quinientas piezas en lo que un artesano hace una.

Así pues, es importante que no creas que el precio puede ser un criterio fiable para descifrarlo. Puesto que, para darle veracidad al damasquinado, aumentan su precio como si lo hubieran hecho artesanalmente. Por tanto, debes prestar atención a lo siguiente:

  • Las piezas hechas a máquina no suelen llevar dibujos con líneas de hilo, sino que suelen ser dibujos de mayor tamaño y sin relieve.

  • Cada martilleo con el buril sobre la pieza indica el pulso del artesano, por lo que se suele notar cada golpecito en la pieza.

  • Si ves al artesano haciendo piezas en su tienda del Casco Histórico de Toledo, lo más seguro es que sea damasquinado bueno.

  • Los motivos o diseños son importantes, puesto que dos piezas pueden estar hechas a mano, pero a mayor complejidad del diseño, mejor será la pieza.

¿Cómo debo cuidar una pieza de damasquinado?

Debido a que es una pieza de gran valor, hay algunas consideraciones a tener en cuenta para prolongar su belleza. Por tanto, lo mejor es no mojarla ni someterla a humedad. Por ello, en zonas costeras es recomendable guardar la pieza en una vitrina para que perdure. Asimismo, a la hora de limpiarlo, lo más aconsejable es hacerlo con miga de pan o una goma de borrar blanda. Puesto que estos objetos no dañarán la pieza y, además, recuperará su color y su brillo.

¿Todo puede ser damasquinado?

Debido a la gran maña de los maestros artesanos y a la popularidad de estas piezas, la temática y la variedad de piezas es inmensa. Puesto que puedes encontrar piezas damasquinadas tales como platos, espadas, joyeros, escudos e incluso en bisutería.

Esta última, la bisutería, sería uno de los tipos más populares actualmente. Puesto que son portátiles, es decir, invertirás en una pieza impresionante que todos podrán ver cada vez que lo lleves puesto. Por el contrario, en el caso de comprar decoración damasquinada para tu hogar, no podrás mostrarla siempre que quieras. Además, en el caso de las joyas en damasquinado suelen ser, algunas, más económicas que las más grandes. Puesto que, al ser más pequeñas, su precio es menor.

Por todo ello, actualmente hay una tendencia al alza en la bisutería damasquinada, ya que luces piezas que podrían estar en cualquier museo.

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